Los 10 años del carné por puntos: luces y sombras
Antes de 2006 las infracciones de tráfico se asumían de otra forma; los reincidentes sólo tenían que pagar la multa y el dolor del castigo económico se pasaba en unos días. Cuando se empezó a diseñar el sistema del permiso por puntos en España en 2005 (inspirado en el que tiene Francia desde 1992), la intención era crear una conciencia vial y un sentido de la responsabilidad que quizá se había perdido. Desde que se aplicó, el balance de pros y contras parece inclinarse hacia el lado positivo, traducido en una bajada de siniestralidad. Pero también ha tenido sus detractores y puntos a mejorar.
El sistema es sencillo: se otorgan 12 puntos, que se convierten en 14 si en tres años no has cometido ninguna infracción que conlleve una sustracción, y si pasan otros tres más en las mismas condiciones tu saldo alcanzará los 15 puntos. Entonces superar el límite de velocidad o conducir con exceso de alcohol se traducía en multa o retirada del carné, pero llegaron los cursos de educación vial y la sustracción de puntos y la cosa cambió.
Luces
El 1 de julio de 2006 entró en vigor este sistema, aprobado por todos los grupos parlamentarios durante la era Zapatero. Querían acabar con el simple sistema de multas y despertar una conciencia social ante el peligro de cometer irresponsabilidades al volante. Según informó a Europa Press el coordinador de Seguridad Vial del RACE, Jorge Castellanos, “la pérdida de puntos facilita saber quiénes son aquellos que necesitaban tener un mayor conocimiento en Seguridad Vial”. Asimismo, la presidenta de Stop Accidentes, Ana Novella, considera que la entrada de este sistema ha supuesto un antes y un después en seguridad vial.
La reducción de la mortalidad anual en carretera ha descendido, pero también es cierto que los coches son cada vez más seguros y más inteligentes y las víctimas de los accidentes de tráfico tienen una mayor visibilidad. También la DGT ha endurecido sus campañas, haciéndose más impactantes con los años.
Sombras
Con todo, el sistema por puntos tiene sus puntos débiles, como que no se pierda el derecho a conducir inmediatamente una vez que no hay más puntos que sustraer, por lo que sigue habiendo conductores circulando sin carné. También se cuestionan la eficacia de los cursos de sensibilización y reeducación vial para recuperarlos y la reincidencia de los infractores, así como el plazo de notificación de la sustracción de puntos, que es demasiado largo.
Por otra parte, existe una baja recompensa para aquellos que mantienen sus puntos intactos, a parte de Matías Prats repitiendo en bucle “te estamos buscando”, que más que una recompensa es un castigo. Se plantea que quizá sería más estimulante premiar a los conductores responsables con descuentos a la hora de pasar la ITV o con los impuestos de circulación, por ejemplo.
Según datos de la DGT, en los últimos 10 años 214.150 personas han perdido el permiso de conducir por cometer infracciones, de los 25 millones de conductores que hay en España. Además, 8.750 personas lo han perdido dos veces, y más de 200 tres veces o más.
Las razones más habituales de la pérdida de puntos son:
- Exceso de velocidad: 46%.
- Falta de respeto a los semáforos: 27%.
- No llevar el cinturón de seguridad: 11%.
- Utilizar dispositivos móviles: 10%.
Irregularidades en los cursos para recuperar puntos
Recientemente se han detectado irregularidades en la concesión del control de los cursos de recuperación de puntos del permiso de conducir, tras una denuncia interpuesta por varias autoescuelas que afirman que el concurso se amañó con la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE).
La principal acusada es la subdirectora adjunta de Formación Vial de la DGT, Marta Carrera, que presuntamente amañó el concurso público para pactar junto al presidente de la CNAE, José Miguel Báez, las condiciones que son exigidas a los centros. El escándalo ha terminado con el cese de Carrera tras salir a la luz una serie de conversaciones entre ella y Báez. La reeducación vial para recuperar los puntos del permiso podría también enmarcarse en contras, puesto que se trata de un negocio que genera millones de euros y que puede derivar, como ha ocurrido en este caso, en conductas fraudulentas para hacerse con las adjudicaciones.
La educación vial no se aprende en un anuncio, ni en un curso para recuperar puntos. Debe existir en la conciencia de cada conductor y de cada peatón. Asumirlo como una parte más de la vida; del respeto por la vida de los demás.
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