Ciudades: presente y futuro de su transporte
Vivimos en un tiempo en el que podemos ver cómo el transporte se está revolucionando. Estamos en esa época de cambio en el que los defensores de lo nuevo se enfrentan a los fieles de lo clásico, en una pelea por determinar cómo se dibujará el futuro de nuestro mundo. Ocurre en cualquier aspecto de nuestra vida,y todos los sectores acaban por atravesar un camino similar.
Centrándonos en lo nuestro, en los coches, estamos en una época convulsa. Los coches eléctricos son cada vez más comunes, pero todavía no están a la altura para una gran parte de la sociedad. Los coches autónomos siguen en pruebas, con proyectos como el de Waymo o el de Uber en San Francisco. No son perfectos, aún quedan varios años por delante. Tesla sigue posicionada como un referente, al estilo de lo que Apple representa en el mundo de los smartphones, pero no siempre está centrada en producir coches.
No sabemos cuándo presentarán desde la propia Apple su versión de lo que debe ser un automóvil, pero sabemos que lo harán. De momento ofrecen CarPlay, del mismo modo que Google ofrece Android Auto. En medio de esta marabunta de ideas, los coches en su versión más clásica resisten, poblando nuestra jungla urbana cada día. ¿Hasta cuándo?
¿Qué futuro espera a los coches en las ciudades de Europa?
En los últimos años hemos visto cómo la consideración sobre los vehículos diésel ha cambiado, especialmente debido a escándalos como el diéselgate, que provocan la indignación de la gente y cambios ya inevitables en los comportamientos de las empresas de cara al futuro. Los coches diésel contaminan mucho, las empresas lo saben y algunas van actualizando sus planes de futuro.
Tanto como el comportamiento de las empresas importa el comportamiento de las ciudades. Los fabricantes ponen las piezas, pero los ayuntamientos y gobiernos establecen el tablero y las normas del juego. Por ejemplo, París prohibirá circular a los diésel anteriores a 1997. En España, más concretamente en Madrid y Barcelona, podemos ver y esperar medidas similares.
Ya os hablamos de los planes de la capital catalana para combatir la contaminación. Las superislas son un método para habilitar zonas peatonales y redirigir la circulación de automóviles.También pondrán a disposición de sus ciudadanos a partir de 2017 la tarjeta verde. Este abono especial permitirá usar el transporte público de manera gratuita durante tres años si conviertes tu vehículo viejo contaminante en chatarra. No deberás haber comprado un vehículo nuevo en los seis meses anteriores ni comprar uno nuevo una vez obtenida la tarjeta. Los miembros de tu familia podrán valerse de esta tarjeta verde siempre y cuando no sean titulares de ningún vehículo a motor.
En Madrid hemos visto el proyecto de Abre Gran Vía durante las navidades de 2017. El Ayuntamiento peatonalizó de manera parcial el centro de la capital y limitó el acceso a los vehículos durante periodos concretos. Durante la primera semana de cierre, la contaminación se redujo un 32%. Desde Ahora Madrid celebran el éxito de la iniciativa, aunque es menester reconocer que se pudo organizar antes y mejor. Para 2017 se prevé que los planes para peatonalizar de manera completa Gran Vía empiecen a ponerse en marcha, además de varias ayudas al transporte público. Desde la oposición no están de acuerdo, asegurando que este proyecto afecta de manera negativa a los comerciantes, algo que los datos parecen contradecir. Quien gane la batalla política determinará cómo se verá el centro de la ciudad en el futuro.
También pudimos ver a finales de diciembre de 2016 la aplicación del escenario 3 anticontaminación, con restricciones por día según la matrícula sea par o impar. Empresas como Uber aprovecharon la ocasión para ofrecer descuentos del 50% en los días en los que el protocolo estuviera activo, además de eliminar el precio dinámico en horas de alta demanda. En busca de mitigar las mayores críticas, desde el Ayuntamiento de Madrid hablaron de la posibilidad de ofrecer transporte público gratuito si fuese posible y si fuese necesario.
El ejemplo de Sevilla
Ese futuro puede ser meramente un reflejo de nuestro pasado. Alberto Ruiz Gallardón ya cerró Gran Vía en 2003 durante los domingos de diciembre. Pero si queremos fijarnos en un proyecto serio y que se arriesgó a implantar una peatonalización completa desde un inicio, tenemos que movernos desde el centro de la península hasta el sur, en Sevilla.
La ciudad andaluza es el mejor ejemplo en esta clase de medidas, sobre todo en nuestro país. En 2001 se iniciaba el proyecto para peatonalizar la avenida de la Constitución, aunque se vio empujado hasta la siguiente legislatura. No fue hasta 2006 que se cerraron las calles para empezar las obras de peatonalización, algo que Alfredo Sánchez Monteseirín, entonces alcalde de Sevilla, consideraba imprescindible.
“Resulta imprescindible para mantener vivo el casco histórico de Sevilla. Los beneficiarios serán los vecinos, los comerciantes, pero también el conjunto de la ciudadanía, que va a poder disfrutar del casco histórico de Sevilla, reconquistar para el disfrute de los peatones lo que ahora es una verdadera invasión de las máquinas, de los coches. Se trata de hacer una ciudad para las personas” decía en la entrevista a El País. Hace 10 años las ideas eran las mismas, bajo los mismos parámetros y las mismas conclusiones. Se creó el metrocentro para mejorar el transporte público en las zonas peatonales. En 2016, los datos demuestran que el proyecto fue un éxito, mientras que otras zonas de la ciudad se preparan para recibir el mismo tratamiento.
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We live in a time where we can see how the transport is revolutionizing. We are in that era of change in which the defenders of the new face the faithful of the classic, in a fight to determine how the future of our world will be drawn. It happens in every aspect of our lives, and all sectors eventually cross a similar path.
Focusing on ours, on the cars, we are in a turbulent time. Electric cars are becoming more common, but they still do not measure up for a large part of society. Self-employed cars continue in tests, with projects like Waymo or Uber in San Francisco. They are not perfect, they are still several years ahead. Tesla remains positioned as a benchmark, in the style of what Apple represents in the world of smartphones, but is not always focused on producing cars.
We do not know when they will present from Apple the version of what must be a car, but we know they will. At the moment they offer CarPlay, in the same way that Google offers Android Auto. In the middle of this marabout of ideas, the cars in their most classic version resist, populating our urban jungle every day. Even when?
What future awaits cars in the cities of Europe?
In recent years we have seen how the consideration of diesel vehicles has changed, especially due to scandals such as diesel, which provoke the indignation of people and changes already inevitable in the behavior of companies for the future. Diesel cars pollute a lot, companies know this and some are updating their plans for the future.
As much as the behavior of the companies imports the behavior of the cities. The manufacturers lay the pieces, but the town councils and governments set the board and game rules. For example, Paris will prohibit the circulation of pre-1997 diesel. In Spain, more specifically in Madrid and Barcelona, we can see and expect similar measures.
Paris view from Notre Dame
Wikimedia
We are already talking about the plans of the Catalan capital to combat pollution. The superislas are a method to enable pedestrian zones and redirect the circulation of automobiles. They will also make available to their citizens from 2017 the green card. This special allowance will allow you to use public transport for free for three years if you turn your old polluting vehicle into scrap metal. You should not have bought a new vehicle in the previous six months or buy a new one once the card has been obtained. The members of your family will be able to use this green card as long as they are not holders of any motor vehicle.
In Madrid we have seen the Abre Gran Vía project during the Christmas season of 2017. The City Council partially pedestrianized the center of the capital and limited access to vehicles for specific periods. During the first week of closure, the contamination was reduced by 32%. From Now Madrid celebrate the success of the initiative, although it is necessary to recognize that it could be organized before and better. By 2017 it is expected that the plans to pedestrianize Gran Vía complete start to start, in addition to several aids to public transport. Since the opposition do not agree, ensuring that this project negatively affects traders, something the data seem to contradict. Whoever wins the political battle will determine how the center of the city will look in the future.
At the end of December 2016, we were able to see the implementation of the anti-pollution scenario 3, with restrictions per day depending on whether the license is even or odd. Companies like Uber took the opportunity to offer 50% discounts on the days when the protocol was active, as well as eliminate the dynamic price in hours of high demand. In order to mitigate the most criticisms, from the City of Madrid talked about the possibility of offering free public transport if possible and if necessary.
The example of Seville
That future may be merely a reflection of our past. Alberto Ruiz Gallardón already closed Gran Vía in 2003 during the Sundays of December. But if we want to look at a serious project and risk a full pedestrianization from the beginning, we have to move from the center of the peninsula to the south, in Seville.
The Andalusian city is the best example in this kind of measures, especially in our country. In 2001 began the project to pedestrianize the avenue of the Constitution, although it was pushed until the following legislature. It was not until 2006 that the streets were closed to start the pedestrianization works, something that Alfredo Sánchez Monteseirín, then mayor of Seville, considered essential.
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