No metas a una abeja reina en tu coche si no quieres sufrir esto
Una señora mayor vuelve a acaparar titulares. En este caso, no hablamos de la reacción de una abuela de 70 años que prueba el Autopilot de Tesla ni del ingenio de un jubilado que engaña a las autoridadescon la puerta de su garaje. Tampoco destaca por tener un cochazo para sus quehaceres diarios como la polaca que disfruta de un Subaru WRX STI o de dos amigas que fardan con un Lamborghini Murciélago. Esta es la historia de una abuela galesa de 65 años que sufrió la invasión de un enjambre de abejas… en su coche.
Los insectos no eligieron al Mitsubishi de forma aleatoria, sino que perseguían al vehículo porque su abeja reina se había quedado atrapada dentro. “Fue espectacular. Yo estaba conduciendo por la ciudad cuando vi una mancha marrón grande en la parte posterior del automóvil”, explica Tom Moisés, el guardacostas del Parque Nacional de Pembrokeshire.
Moisés volvió a separar las aguas. Bueno, en este caso las abejas (que le picaron en varias ocasiones) tras llamar a la Asociación de Apicultores Pembrokeshire. “Estaba un poco preocupado, ya que el suceso ocurrió en medio de la ciudad y un domingo. Las abejas necesitaban nuestra ayuda, me preocupaba que algún idiota viniera a verter agua hirviendo sobre ellas o alguna estupidez así y resultara alguien herido o causaran daño a las propias abejas”, declara.
Por su parte, la abuela volvió a casa pensando que las 20.000 abejas nunca más volverían y todo se habría quedado en una anécdota. Sin embargo, la fidelidad de estos insectos es tal que volvieron al Mitsubishi Outlander porque su reina no había salido. ¡24 horas duró la aventura!
Se supone que la abeja reina se metió en el coche atraída por algo dulce pero los apicultores aún no saben por qué no la encontraron. “Llevo 30 años dedicándome a la apicultura y nunca he visto un enjambre hacer eso. Es natural para ellas seguir a la reina, pero sorprende que persigan a un coche durante dos días seguidos. Fue bastante divertido”, reconoce Roger Burns, uno de los apicultores que también sufrió el dolor del aguijón.
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