El Land Rover Serie I se resiste a morir
EL 29 de enero de este año alía de la factoría británica de Solihull la última unidad del Land Rover Defender: Heredero del Land Rover Serie I y Serie II, es el último vestigio de una forma de fabricar coches que hoy ya no resulta rentable y de un tipo de coche, los todoterrenos puros, que cada vez están más en peligro de extinción.
Han pasado nada menos que siete décadas desde que el diseñador de la extinta Rover, Maurice Wilks, dibujara en la arena de la bahía de Red Wharf los primeros trazos del Land Rover Serie I. Pero el tiempo apenas a pasado y 25 afortunados podrán comprar un Serie I idéntico al de los primeros años. La firma ha seleccionado las unidades y se retauran según las especificaciones del primer año, con piezas originales de la marca.
Gracias al programa Reborn 25 clientes podrán elegir su Serie I entre una variedad de cinco acabados de la época: Light Green, Bronze Green, RAF Blue, Dove Grey y Poppy Red. Podrán elegir la base que prefieran para su vehículo auyduados por el experimentado equipo de restauración de Land Rover Classic y seguir el meticuloso porceso de restauración de principio a fin en el nuevo taller Classic de Land Rover, ubicado en el centro de producción original del Defender en Solihull (Reino Unido).
El precio de estas 25 unidades tan especiales no estará al alcance de cualquiera (el Defender de los últimos años tampoco lo estaba) pero este homenaje es sin duda merecido, antes de comenzar a materializar los planes de futuro, en el que el sustituto del Defender nos tiene a muchos en vilo.
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