Por qué los próximos motores serán más grandes
Quien más o menos siga la actualidad del mundo del motor sabrá que las cifras de homologación de consumo de los coches no se ajustan demasiado a la realidad. Las causas podemos resumirlas en dos:
- Un sistema de homologación, el ciclo NEDC, diseñado en los años 70, con otros vehículos y una forma de conducir muy diferente a la actual.
- Fabricantes que diseñan motores y vehículos pensando más en lograr que ese coche gaste y contamine menos, más que en que lo haga cuando lo hace el usuarios. La brecha entre consumo real y homologado, además, ha ido haciéndose cada vez más grande debido a que la ley no prohíbe expresamente ciertos trucos en el examen.
Esta medida acabará de un plumazo con la estrategia del downsizing, la paulatina reducción de cilindrada de los coches que hemos vivido en los últimos lustros. Estos ajustados motores turboalimentados son fabulosos para obtener excelentes resultados en las actuales pruebas de homologación pero, como hemos visto en las primeras pruebas en carretera que ha realizado el Grupo PSA, en una conducción real emiten mucho más NOX (el calor del turbo no ayuda a esto), amén de gastar más.
Lo que parece bueno en el laboratorio, en condiciones alejadas de las que se viven en el día a día, no parece tan adecuado después. Sobre todo cuando las mecánicas salen de su “zona de confort” (a bajas revoluciones, sobre rodillos) y se encuentran con que los conductores necesitan ir a velocidades más elevadas y a mayores revoluciones… momentos en que los sistemas anticontaminación se desactivan para proteger la mecánica. Nadie compraría un coche con un motor poco fiable… pero esto no queda recogido en la actual legislación.
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