EL FRANCÉS QUE MARCÓ EL ESTILO DE MERCEDES Y BMW
Nacido en Burdeos en 1933, el pequeño Paul modelaba en madera coches a escala, replicando modelos que le gustaban o plasmando diseños propios. Ya desde la escuela demostró tener un talento especial para el dibujo y la escultura, lo que le llevó a ser aceptado en la École Boulle, una prestigiosa escuela pública avanzada de artes y artes aplicadas de París. Su proyecto de fin de carrera ganó el primer premio en la categoría de escultura en madera, y nada más acabar sus estudios, fue contratado en 1953 por la Asociación de Carroceros de París, dedicándose a realizar dibujos a escala natural.
Un año más tarde fue contratado por Philippe Charbonneaux, siendo su ayudante personal durante dos años. Durante este periodo, el estudio Charbonneaux diseñó -entre otros- la limusina presidencial construida por Citroën, y un Pegaso coupé del que solo se fabricó un unidad.
Rumbo a Alemania
Bracq fue enviado a Alemania Occidental (RFA) a hacer el servicio militar obligatorio entre 1954 y 1957; recordad que por entonces, Alemania todavía estaba ocupada por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. A la larga “mili” no iba a frenar los deseos del joven Paul de labrarse un futuro como diseñador de coches, y consiguió contactar con Daimler-Benz para -no sin cierto descaro- enseñarles algunos de sus diseños. Una sola reunión fue suficiente para que el director de diseño le ofreciera un puesto aunque debería de esperar a finalizar su servicio militar.
Sin embargo, debió de haber más reuniones, pues una vez acabó la “mili”, el joven Paul Bracq empezó a trabajar para Daimler-Benz como responsable de Diseño Avanzado en la compañía de Sindelfingen. Así y desde 1957, la influencia del joven Bracq en el estilo de Mercedes fue importantísima, empezando con el techo fijo del 190 SL, y siguiendo con el diseño del 230 SL / 250 SL / 280 SL “Pagoda”, y con las icónicas familias W108, W109, W100, W114 y W115.
De Mercedes-Benz a BMW
Después de una década en Mercedes, Bracq volvió a Francia con su familia. Durante los siguientes cinco años trabajó para Brissonau & Lotz (ahora Alstom), donde fue responsable del diseño del TGV francés. De todas formas, y como la pasión por el automóvil no le abandonaba, diseñó algunos prototipos y deportivos basados en el BMW 1600ti y el Simca 1100.
Sus propuestas sobre el 1600ti sirvieron para que BMW se fijara en Bracq, y en 1970 volvía a Alemania para ocupar el cargo de Director Adjunto de Diseño en BMW, responsabilizándose del diseño de todos los coches de la marca. Su estancia en BMW coincidió con un periodo crítico para la marca, y sin duda alguna, el trabajo de Paul Bracq contribuyó a la renovación y renacimiento de la marca bábara, creando algunos de los coches más icónicos de BMW. En esa época nacieron las nuevas series: 3, 5, 6 y 7.
El periodo de Bracq en BMW fue especialmente fructífero, y respetando algunas de las pautas de diseño que marcara Michelotti con la Neue Klasse y Serie 2000, consiguió modernizar de forma muy inteligente y creativa el lenguaje de diseño de la marca muniquesa, reafirmando el carácter típico de BMW. De hecho, resulta significativo que el lenguaje actual de BMW siga inspirándose en el legado de Michelotti y Bracq y es que según el propio diseñador francés afirma, BMW le dio completa libertad a la hora de diseñar sus coches, algo que muy pocas marcas hacen hoy en día.
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