¿Hay personas que atraen los accidentes?
Existe una teoría sobre la predisposición a sufrir un accidente y que viene a decir que determinadas personas tienen muchos más accidentes que otras en base a ciertos rasgos de personalidad.
El concepto de propensión al accidente de tráfico como factor personal puede que afecte a la conducta y, en consecuencia, a la conducción pero lo que no podemos afirmar es que esa tendencia sea considerada como la única variable independiente que causa el accidente puesto que la probabilidad de verse implicado en un siniestro es multifactorial y parece depender más de las situaciones que de las personas aunque hay que reconocer que muchos conductores además de ser poco respetuosos con la norma, son un peligro.
La conducta, protagonista del suceso
Cuando hablamos sobre el perfil de conductor para clasificar a los conductores en cinco grupos: educados y tranquilos, indiferentes y confiados, sensibilizados y responsables, inconformes y apáticos, impulsivos e impacientes, dejamos claro que las personas que presentan un peor ajuste social, es decir, aquellos: incívicos, marginados, violentos, problemáticos, etcétera…, son los más proclives a sufrir incidentes. No obstante, no se puede generalizar puesto que dependerá del hecho y resultado, a no ser que el tipo de incidente sea provocado por conductas claramente transgresoras de la norma.
Por supuesto que existen muchas razones para demostrar qué motivos y actividades desembocan en un siniestro o incidente pero para hacernos una idea sobre el origen de los accidentes de tráfico hay que, primero, desterrar la idea de que éstos dependen del azar y que son sucesos impredecibles y en consecuencia inevitables; y, segundo, la educación y la formación vial como parte importante de la socialización y a su vez necesaria para reducir la siniestralidad vial y sus consecuencias negativas.
Al hilo de la pregunta que inicia éste artículo, está claro que existen más situaciones de riesgo que personas predispuestas a sufrir un siniestro vial porque, entre otras cuestiones, son muchos los factores que intervienen en la movilidad de las personas, así como tampoco no podemos confundir el destino o punto de llegada con el camino o conducta personal. Por tanto, se pueden construir mejores carreteras, más vigilancia…, pero a modo de reflexión: ¿quién elige el itinerario o camino? ¿quién maneja el vehículo?, ¿quién decide ir más rápido o más despacio?
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