Friday, January 13, 2017

Cuidado con los “viejitos”


Al encender el motor del carro, los sistemas de medición del tablero se activan. Casi todos los conductores se fijan en el nivel de combustible en el tanque. Claramente, esta medida de precaución tiene un fin práctico: sin gasolina, es imposible que nuestro vehículo avance y que nos lleve y nos traiga a buen puerto. Sin embargo, existe otra razón de peso para pararle bolas al medidor de combustible.
En la mayoría de carros, el carburante es enviado del tanque al motor gracias a la bomba de gasolina. Obviamente, el carro deja de andar, pero la falta de combustible también afecta seriamente el mecanismo ya que este líquido hace las veces de lubricante de la propia bomba. Sin lubricación, las partes de la bomba se friccionan y recalientan, lo que conlleva a que éstas puedan pegarse o quemarse. Por supuesto, esta falla es altamente perjudicial para la vida de su carro.
Alguna vez, alguien me explicó que lo ideal es tanquear el carro cada vez que se visita la estación de gasolina. En primer lugar, con esa medida preventiva se evita penar por gasolina y poner en riesgo el buen funcionamiento de la bomba de combustible. Por otra parte, llenar el tanque conlleva un ahorro significativo en el consumo de combustible, puesto que se realizan menos viajes a la gasolinera. Evidentemente, este ahorro de dinero representa también un ahorro de tiempo, recurso precioso y no renovable. “El tiempo es oro”, dicen los que saben.
La gasolina está lejos de ser el único elemento al que hay que prestarle atención al momento de encender su carro, aún más cuando éste es un “viejito”. Los niveles de agua y aceite, el aire de las ruedas y el líquido de frenos son también claves para un óptimo funcionamiento de los automotores.
Preste mucha atención al nivel de agua en el tanque de condensado. Si éste disminuye, complételo con agua y, si vuelve a bajar, hágalo revisar cuanto antes. Una fuga de agua puede llevar a un daño irreparable del carro ya que algunas partes, especialmente la culata y su empaque, pueden fundirse. Y ahí es mejor despedirse del “cacharrito”.
El filtro de aire es otra de las piezas que debe reemplazarse regularmente para mantener a los “viejitos” como nuevos. Además, un filtro de aire en buenas condiciones disminuye el consumo de gasolina.
Los carros, especialmente los de avanzada edad, deben ser revisados periódicamente por un mecánico. Cuando usted haya encontrado un taller en donde le arreglan todos los chicharrones y le dejan su “pichirilo” en optimas condiciones, procure volver a ese lugar periódicamente. Cuando los humanos nos enfermamos, no recurrimos a distintos doctores, sino que preferimos acudir a nuestro médico de cabecera. Asimismo, es preferible tener un mecánico de confianza, sobre todo para los carros viejos, puesto que ellos conocen y entienden mejor su vehículo y, en algunos casos, llevan una historia clínica del mismo.
Finalmente, para conservar la joya de la familia es importante estacionarlo correctamente. Es importante protegerlo del sol para que la pintura no se deteriore y hay que guardarlo, de preferencia, en un lugar protegido para evitar que otros vehículos lo golpeen o rayen.
Ciertamente, estos consejos no son específicos para los carros viejos, puesto que la gran mayoría son aplicables a los modelos nuevos. Pero siempre es bueno tener en cuenta que, después de muchos de años de trajín, los “pichirilos” demandan de atenciones y cuidados especiales. Al fin y al cabo, ellos nos han acompañado fielmente durante mucho tiempo y por ello merecen toda nuestra atención y cariño.


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