Monday, January 9, 2017

Cuando el timón tiembla como gelatina


En algunas ocasiones, bien sea cuando el carro está detenido en un semáforo o cuando estamos en marcha, sentimos una vibración en el timón que nos genera una sensación incómoda que se transmite desde nuestras manos al resto del cuerpo; cuando esto pasa, nuestro vehículo nos está indicando que hay algo que está fallando.
El timón es una de las piezas más importantes del carro, porque es el elemento con el que el conductor transmite a las ruedas el movimiento de la dirección. Pero no solo eso, pues gracias a los avances tecnológicos, desde hace ya bastante tiempo incorporan algunos botones que nos permiten regular la velocidad o manejar el computador de a bordo.

Como el volante hace parte del sistema de dirección (que es muy sensible), algunos desperfectos en otras partes del carro pueden ser transmitidos por este y percibidos por el conductor a través del timón. Por eso la vibración es síntoma de que algo está fallando en alguna parte y los daños más comunes se deben a estas causas:
– Neumáticos en mal estado: Lo primero que debemos verificar es el estado de los neumáticos, ya que al ser el punto de contacto con el asfalto suelen ser la principal razón de la vibración. Debemos fijarnos si están gastados de manera desigual o si en alguno de ellos se percibe una abolladura o algún desperfecto debido a largos periodos de inactividad, mal almacenaje o defectos de fabricación (comunes en las llantas demasiado económicas), aunque también puede ser que simplemente no tengan la presión adecuada o que los tornillos estén mal apretados. Este tipo de daños lo sentiremos como un temblor que se irá incrementando a medida que aumentamos la velocidad.
Otra de las razones relacionadas con los neumáticos es que estén desequilibrados y en este caso la vibración comenzará a sentirse cuando la velocidad supera los 70 kilómetros por hora. La causa normal de esta falta de balance generalmente se debe a golpes por conducir en vías en mal estado. La solución es fácil y económica, pues será suficiente llevarlos a balancear.
– Dirección desalineada: Es otra de las causas más comunes de vibraciones en el timón, es normal que el carro tienda a desequilibrarse hacia un lado pero cuando la dirección está demasiado desalineada, hay un desgaste mayor de los neumáticos, aumenta el consumo de gasolina y el carro no tiene un buen comportamiento dinámico, lo que provoca que las llantas no rueden de forma correcta y se produzcan esos temblores. Por eso es importante realizar las alineaciones recomendadas por el fabricante.
– Suspensión: Es la encargada de filtrar las irregularidades de la vía, entre otras cosas para proporcionar confort a los pasajeros, de manera que si falla se sentirá en el timón. La suspensión se cambia aproximadamente a los 100.000 kilómetros, pero puede tener una geometría inadecuada que también generará un desgaste prematuro de los neumáticos. Si la vibración es culpa de este sistema, lo mejor es salir corriendo al taller antes de sufrir un daño mayor.
– Discos de freno: Esto es más fácil de detectar porque la vibración del volante se siente al frenar. Lo más probable es que los discos de frenos estén deformados y como no están planos se transmiten esas vibraciones en el timón y en los pedales, y se disminuye la eficacia de la frenada. Es normal que los discos se vayan desgastando con el uso, aunque también pueden dañarse por un uso intensivo o por cambios bruscos de temperatura cuando se pasa por un charco después de un buen frenazo. Para solucionarlo, habrá que rectificarlos o cambiarlos por unos nuevos.
– Amortiguadores: Cuando están desgastados o dañados pueden hacer que los neumáticos se desgasten con mayor rapidez y afectar otros elementos del carro. Los amortiguadores deben cambiarse a la vez en el mismo eje, aunque se recomienda sustituirlos todos para tener un mejor equilibrio del vehículo.
– Silentblocks: He aquí unos elementos poco conocidos del carro. Son unas piezas de goma que conectan dos partes metálicas, generalmente suspensiones y se encargan de evitar ruidos y que el metal no entre en contacto entre sí y produzca chirridos. Cuando se desgastan los silentblocks, las piezas que se encargan de unir quedan sueltas y se producen las vibraciones, de manera que no hay más remedio que sustituirlos.
– Rodamientos y cubos de rueda: Este es uno de los típicos daños en el cual, cuando llevamos el carro al taller, “desaparece” porque las vibraciones no serán constantes. Puede ser que las sintamos al frenar y pensemos que son los discos de freno, o cuando vamos conduciendo esos temblores son intermitentes o vienen acompañados de algún tipo de ruido que a veces se presenta dando una curva o al aumentar la velocidad. La solución es cambiar los rodamientos o el cubo y rogar porque no se haya dañado el montante o el eje.

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