La correa de repartición puede hacer de tu vida un infierno

Si descuidas una simple pieza, que a veces será una correa de material neumático y otras una cadena metálica, puede convertir tu flamante carro en chatarra en cuestión de segundos. No estoy exagerando, porque este elemento es uno de los más importantes del motor.

A pesar de su nombre, la correa de repartición o distribución no se encarga de repartir nada. En realidad su función es la de sincronizar el movimiento ascendente de los pistones con el descendente de las válvulas. Como no me quiero meter en camisa de once varas explicando todo lo que conlleva, solo diré que (según los diferentes modelos y marcas) puede tener que ver con el cigüeñal, el encendido del motor, los árboles de levas y en muchos casos la bomba de agua, alternador, bomba de aceite y la dirección asistida.

Y es que si se nos destroza esa correíta, todo lo anterior puede quedar destruido con solo girar la llave de encendido, porque el carro queda inhabilitado y simplemente no funciona, se para el motor; lo que convierte a la rotura de esta pieza en una de las averías más caras de un automóvil.

Con su ruptura los pistones tocarán las válvulas que regulan la entrada de combustible y aire hasta doblarlas o destrozarlas; se tuercen el árbol de levas y las bielas encargadas de transmitir la presión de los gases que actúan sobre el pistón al cigüeñal, también esta correa es la que mueve la bomba de aceite que lubrica el motor y la de agua que lo enfría y eso hablando de daños menores.

Además esto significa que nuestro carro va a estar en el taller durante bastante tiempo, e incluso puede que tengamos que cambiar el motor entero. No estoy siendo alarmista, esa correa es una pieza pequeña con un potencial enorme para destruir el vehículo y nuestra economía.

A pesar de todos los daños que conlleva, resulta que la rotura de la correa de repartición es una de las causas más comunes del daño de carros en el mundo entero. Por eso les voy a contar cuánto dura normalmente y cuáles pueden ser algunos signos de desgaste para evitarles una cuenta astronómica en el taller.

Normalmente su vida útil ronda los cinco años o entre 60.000 y 100.00 kilómetros recorridos, aunque este tiempo se acorta o se alarga dependiendo de la marca y del uso que se le dé al carro. Hay una serie de condiciones climáticas y de manejo que hacen que sea más recomendable ponerle atención a la correa y no guiarse por los años o el kilometraje.

Por ejemplo, hacer muchos recorridos cortos por ciudad y acelerar de forma agresiva disminuyen su vida útil, también cuando se mueve en ambientes muy polvorientos, o con mucha lluvia y barro, o cuando se conduce en ciudades muy calurosas. Otra cosa que influye en la duración de la correa es arrastrar un remolque, usar aceites de baja calidad o conducir a velocidades elevadas de manera continua.

Lo mejor es realizar siempre el mantenimiento periódico del carro, así nos evitamos males mayores. También es importante no esperar a cumplir todo el kilometraje especificado por los fabricantes y cambiarla un poco antes de lo aconsejado, teniendo en cuenta los factores que les comenté.

De todas formas hay algunos signos que nos indican que la correa de distribución puede estar desgastada, por ejemplo cuando expulsa demasiado humo por el tubo de escape, o presenta demasiados problemas a la hora de arrancar, o se apaga en plena conducción. También puede ser que sintamos que el motor tiembla y comienzas a tener problemas en los giros o la dirección está demasiado blanda. Además puedes mirar la correa y ver si tiene grietas, está cuarteada, le falta tensión o la goma está muy seca.