Lamentarás siempre no haber pujado por este Lotus Esprit Turbo
Si hay un coche icónico de los creados por Giorgetto Giugiaro ese es el Esprit. Lanzado en 1976, hace ahora 40 años, será siempre recordado como una de sus primeras creaciones en forma de cuña (el wedge design), junto al Porsche Tapiro, Bizzarrini Manta, Maserati Boomerang, y el BMW M1.
El coche se hizo famoso por aparecer en la película de James Bond La espía que me amó (1977), debidamente modificado para poder transformarse en submarino. Sí, ese coche que se subastó en 2013 y que fue comprado por Elon Musk, el dueño de Tesla. Podríamos estar hablando largo y tendido sobre la hitoria y diferentes iteraciones del modelo (lo haremos, prometido), pero hoy nos centraremos en el Lotus Esprit Turbo la versión más rápida.
El equipo comandado por Colin Chapman había desarrollaron el chasis para el Esprit alargando la columna vertebral del Lotus Europa. El peso, la (bendita) gran obsesión de Chapman, se mantuvo a raya gracias al empleo de fibra de carbono en la carrocería. Era sencilla de usar y, además no sufría de corrosión.
El motor original del Esprit era un Lotus 907 con dos litros de cilindrada y 4 cilindros 2 litros que entregaba en torno a 160 CV. No parece mucho, pero cuando hablamos de un coche de menos de 1.000 kg de peso, la cosa cambia. A pesar de esta soberbia relación peso/potencia, la gente quería más. De este modo, en 1980 llega al mercado el Esprit Turbo, intentando aplacar a todos los que no son felices con menos de 200 CV.
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